viernes, 12 de octubre de 2007

Competencia ciudadana y emocional

Ahora que con la Ley Orgánica de Educación se ha puesto de moda hablar de las competencias que debe alcanzar un niño para superar la Educación Secundaria Obligatoria, y habiéndose puesto la Educación para la Ciudadanía en la punta de lanza del proyecto educación, con su correspondiente competencia social y ciudadana, merece la pena atender al hecho de que no podemos ser buenos ciudadanos sin una buena educación emocional. Aprender a conocer y a controlar las emociones es algo básico para que podamos convivir en un ambiente de tolerancia y diálogo. Aunque de hecho se contempla en el currículo de la asignatura la reflexión sobre los afectos y las emociones, falta quizás una mayor referencia a la idea de "inteligencia emocional". Hasta ahora la escuela estaba orientada sólo hacia las competencias teóricas, aquellas que respondían a los tests tradicionales de cociente intelectual. Pero desde hace algunas décadas se ha hecho evidente que no basta sólo con tener una buena inteligencia teórica sino que es hasta más urgente preparar emocionalmente a las personas. Quizás habría que añadir una nueva competencia que complementara a la social y ciudadana, la competencia emocional-ciudadana, destinada a fomentar la inteligencia emocional de cara a crear buenos ciudadanos. De nuevo los griegos nos anteceden al tener muy claro que ética y política van unidas. Si queremos crear buenos ciudadanos tenemos que hacerlos capaces emocionalmente de serlo, y en ello la inteligencia emocional no puede ser dejada de lado. En nuestro país tenemos dos páginas maravillosas que tratan de estos temas, la comunidad smart y el blog de Eduardo Punset.

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