viernes, 26 de octubre de 2007

De nobis ipsis...Platón y Sócrates

Bien sabido es que Platón calla bastante sobre sí mismo en toda su obra escrita, utilizando a Sócrates como recurso estilístico no sabemos hasta qué punto, excepto sobre todo en la carta VII, donde viene a decir precisamente que prefiere no escribir (se puede entender que en primera persona) y que el verdadero conocimiento está más allá de la palabra sensible (escrita u oral) y que sólo reside en la silenciosa palabra del alma, lo que recuerda aquel párrafo del Fedro en el que Sócrates distingue entre los discursos orales y escritos, que quedan en la superficie, y aquellos otros escritos directamente en el alma, que son los realmente importantes. Esta es una idea que Derrida recupera para su "farmacia" platónica en relación a la reticencia a escribir en cuanto que implica un menosprecio por la memoria, fuente del alma para las ideas recordadas, de forma que si volviésemos nuestra alma a lo escrito comenzaríamos a perder de vista las alturas de lo anamnético. En la dicha carta VII Platón volvió a recordar que sobre las cuestiones más importantes a las que dedicó su vida no hay ni habrá una obra escrita suya, lo que nos metería en el terreno de los ágrafa dógmata que tanto misterio han traído desde entonces.

Platón calla, por lo tanto, de sí mismo. Es Sócrates quien habla, como si de esa forma se exorcizara el peligro de rendirse a lo escrito. Quizás Platón estuvo presente en la condena de Sócrates (¿por qué no hizo nada por defenderlo?), y quizás estuvo más presente todavía en los diálogos que Sócrates dirige, pero sobre eso hay silencio. Queremos ver a Platón detrás de ese Sócrates, queremos verle junto a los demás escuchando a Sócrates debatir, pero él se limita a ser un mero narrador en el silencio del alma.

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